Fanfic (Hakuouki Shinsengumi Kitan) "Colegio Shinsengumi"

Autor: X.x-Anemone-x.X (99-xicequeenx-99)
Capítulos: 1/¿?
Pareja: HijikataxChizuru
Especificaciones: Para todo público. Romance, AU, de la mano al videojuego 'SSL' de Hakuouki.

Subiendo una colina en el centro de la ciudad se alza esplendorosa una construcción oculta entre los arboles de Sakura. Se puede ver desde todos puntos de Kioto como una hormiga andante en medio de un campo de flores.

Durante la primavera, un camino de pétalos rosados tapiza el monocromático escenario de la acera convirtiéndolo en un mar delicado por el que las aves surcan dejando sus diminutas plumas.

Ella camina colina arriba, con su nuevo uniforme recién estrenado. Su falda de cuadros se mece al compás del viento dejando ver poco más arriba de sus rodillas. Su playera está hecha de nieve y su chaleco se confundiría en el césped en caso de que se recostará en el. Su cabello se adhería poderosamente a su rostro por lo que tuvo que aprisionarlo por su rebelión en una simple coleta.

La campana entonó su llamado permitiendo al eco expandirse por todo sitio. Apresuró el paso, sabiéndose retrasada en su primer día de clases.

Al llegar al portón vislumbró tres siluetas inmóviles bajo los rayos gentiles de la mañana.

— Por favor Saito-senpai, está es la última vez. —Escuchó. El prefecto guardo silencio, haciendo notas en su libreta. Era totalmente frio y calculador, reluciente en sus ropas recién almidonadas, algo como una especie de aura maligna a plena luz.

—Heisuke Todou, menos dos créditos por impuntualidad. —Apenas levantó la vista de las páginas de su libreta, dirigiendo una mirada penetrante hacia ella.

—Disculpa, soy nueva y no sé en donde se encuentra mi salón. Soy de primer año clase A.

—Comprendo. Todou, son de la misma clase, acompáñala.

Nuevamente escuchó un par de quejas por parte de aquel chico. Al fijar su vista en él se dio cuenta del nerviosismo que aun lo envolvía. Un conejo vigilado por el lobo.

—Vamos. —La llamó, dirigiéndose hacia la entrada al edificio. Hizo una reverencia al prefecto, y se marchó, caminando lo más rápido que sus pies le permitían.

El reloj en lo más alto imponía más responsabilidad de lo que jamás habría imaginado. Un nuevo día comenzaba y supo que al igual que el aire en Kioto poseía una esencia distinta, algo cambiaría, muy radicalmente.